Contabilidad es la
ciencia social, que se encarga de estudiar, medir y analizar el
patrimonio de las empresas y de los individuos, con el fin de servir
en la toma de decisiones y control, presentando la información,
previamente registrada, de manera sistemática y útil para las
distintas partes interesadas. Posee además una técnica que produce
sistemáticamente y estructurad amente información cuantitativa y
valiosa, expresada en unidades monetarias acerca de las transacciones
que efectúan las Entidades económicas y de ciertos eventos
económicos identificables y cuantificables que la afectan, con la
finalidad de facilitarla a los diversos públicos interesados.
La finalidad de la
contabilidad es suministrar información sobre la situación
económico-financiera de una empresa en un momento dado y de los
resultados obtenidos durante un período de tiempo, que resulta de
utilidad a los usuarios de la contabilidad en la toma de sus
decisiones, tanto para el control de la gestión pasada, como para
las estimaciones de los resultados futuros, dotando tales decisiones
de racionalidad y eficiencia.
La
contabilidad no debe ser solamente
un requerimiento de índole formal por la normativa vigente
en un país, sino que debe ser la herramienta permanente que
debe poseer una empresa para
registrar y controlar sus operaciones comerciales.
Todo
negocio debe mantener una constancia escrita histórica de las
actividades, para recurrir a esta información cuando se necesite
Para remontar a los orígenes de la Contabilidad
es necesario recordar que las más antiguas civilizaciones conocían
operaciones aritméticas rudimentarias llegando muchas de estas
operaciones a crear elementos auxiliares para contar, sumar restar, etc.
Tomando en cuenta unidades de tiempo como el año, mes y día. Una
muestra del desarrollo de estas actividades es la creación de la moneda
como único instrumento de intercambio.
De tal manera que se puede aseverar que los orígenes de la Contabilidad son tan antiguos como el hombre, por lo tanto, la Historia de la Contabilidad merece el estudio detallado de cada etapa.
En el año 6000 antes de Cristo existieron elementos necesarios para
considerar la existencia de actividades contables, por un lado la
escritura, por otro los números y desde luego elementos económicos
indispensables, como ser el concepto de propiedad y la aceptación
general de una unidad de medida de valor.
El antecedente más remoto de ésta actividad, es una
tablilla de barro que actualmente se conserva en el Museo Semítico de
Harvard, considerado como el testimonio contable más antiguo, originario
de la Mesopotamia, donde años antes había desarrollado una civilización
llegando la actividad económica a tener gran importancia.
Entre los años 5400 a 3200 antes de Cristo, se
originaron los primeros vestigios de organización bancaria, situada en
el Templo Rojo de Babilonia donde se recibían depósitos y ofrendas que
se presentaban con intereses.
Para el año 5000 antes de Cristo, en Grecia, habían
leyes que imponían a los comerciantes la obligación de llevar
determinados libros, con la finalidad de anotar las operaciones
realizadas.
Entre los siglos VI y IX en Constantinopla, se emite el “Solidus” de oro
con peso de 4.5 gramos, que se constituyó en la moneda más aceptada en
todas las transacciones internacionales, permitiendo mediante esta
medida homogénea la registración contable. Razón por la cual, no es raro
que ciudades italianas alcanzaran un alto conocimiento y desarrollo
máximo de la contabilidad.
En 1157, ansaldus Boilardus notario genovés,
repartió beneficios que arrojó una asociación comercial, distribución
basada en el saldo de la cuenta de ingresos y egresos dividida en
proporción a sus inversiones.
Se conservan desde 1211 en Florencia, cuentas
llevadas por un comerciante florentino anónimo con características
distintas para llevar los libros, método peculiar que dio origen a la
Escuela Florentina, donde el Debe y el Haber van arriba el uno a lado
del otro en diferentes parágrafos cada cual.
El celebre juego de libros utilizados por la Comuna
de Génova se encuentran llevados haciendo uso de los clásicos términos
“Debe” y “Haber” utilizando asientos cruzados y llevando una cuenta de
pérdidas y ganancias, la que resume el saldo de las operaciones
suscitadas en la comuna.
Del año 1327, se tienen noticias del primer auditor
“Maestri Racionali”, cuya misión consistía en vigilar y cotejar el
trabajo de los “Sasseri” y conservar un duplicado de dichos libros, uno
de estos se denomina “Cartulari” (Libro mayor) escrito en pergamino data
de 1340 y se conserva en el Archivo del Estado de Génova.
Un nuevo avance contable se enmarca entre los años
1366 y 1400, donde los libros de Francesco Datini muestran la imagen de
una contabilidad por partida doble que involucra, por primera vez,
cuentas patrimoniales propiamente dichas, conservándose tales
antecedentes en Francia.
Se considera como pionero en el estudio de la
partida doble a Benedetto Cotrugli Rangeo nacido en Dalmacia, autor de
“Della mercatura et del mercante perfetto”, obra que termino de escribir
el 25 de agosto de 1458 y publicada en 1573, se conserva un ejemplar en
la Biblioteca de Marciana – Venecia. En dicho libro, el capítulo
destinado a la contabilidad en forma explicita establece la identidad de
la partida doble, además señala el uso de tres libros: “Cuaderno”
(Mayor), “Giornale” (Diario) y “Memoriale” (Borrador), incluyendo un
libro copiador de cartas y la imperiosa necesidad de enseñar
contabilidad.
Sin lugar a duda, el más grande autor de su época,
fue Fray Lucas de Paciolo, nacido en el burgo de San Sepulcro Toscaza el
año 1445, ingreso joven al monasterio de San Francisco de Asis, se
especializó en teología y matemáticas, fue incansable viajero enseñando
sus especialidades en varias universidades de Roma, se dice que vivió en
Milán con Leonardo de Vinci y debido a la invasión francesa se
trasladaron a Florencia, donde fue secretario del cardenal de dicha
diócesis. En 1494 publica su tratado titulado “Summa de aritmética,
geometría, proportioni et proportionalita”, divido de dos partes, la
primera en aritmética y algebra y la segunda en Geometría , ésta última
subdivida en ocho secciones, siendo la última de éstas el “Distincio
nona tractus XI” titulado “Trattato de computi e delle scritture” que
incluye 36 capítulos, consideró que la contabilidad en su aplicación
requiere conocimiento matemático. En 1509, realiza una nueva reimpresión
de su tratado, pero solo el “Tractus XI” donde no únicamente se refiere
al sistema de registración por partida doble basado en el axioma: “No
hay deudor sin acreedor”, sino también a las prácticas comerciales
concernientes a sociedades, ventas intereses, letras de cambio, etc. Con
gran detalle, ingresa en el aspecto contable explicando el inventario,
como una lista de activos y pasivos preparado por el propietario de la
empresa antes que comience a operar. Habla del “memoriale” un libro
donde se anota las transacciones en orden cronológico y detalladamente.
Explica del “Gionale” a través de exposición sumaria al respecto: Toda
operación será registrada por sus efectos de crédito y débito, toda
transacción en moneda extranjera será convertida a moneda veneciana.
Describe el “Cuaderno” denominación que recibe el libro mayor.
A partir del siglo XIX, la contabilidad encara trascendentales
modificaciones debido al nacimiento de especulaciones sobre la
naturaleza de las cuentas, constituyendo de esta manera y dando lugar a
crear escuelas, entre las que podemos mencionar, la personalista, del
valor, la abstracta, la jurídica y la positivista. Además, se inicia el
estudio de principios de Contabilidad, tendientes a
solucionar problemas relacionados con precios y la unidad de medida de
valor apareciendo conceptos referidos a depreciaciones, amortizaciones,
reservas, fondos, etc.